domingo, 16 de mayo de 2010

Al conejo lo maté yo.

I. Tenía diez años y todos me hubiesen perdonado. Pero no lo dije.

II. Mi abuela me despertó ese día con un jugo de naranja en la mano. Yo hice fondo blanco como hago siempre que tomo jugo de naranja a la mañana.

II. Cuando abrí la puerta del baño estaba muerto.

III. Se llamaba Centavito en honor a la moneda que acababa de salir. Se le ocurrió a mi vecino porque decía que era chiquito y "doradito" como la moneda. Así decía: "doradito".

IV. Las habitaciones y los baños de la casa de mi abuela tienen nombre. Se llaman como son: la pieza azul, el baño triple.

V. Centavito se murió en el baño triple.

3 comentarios:

bien muerto dijo...

alguien que se llame centavito no merece vivir en este mundo.

Hilitos dijo...

Quiero saber como lo ma taste. Puro morbo, lo sé

Laura Ardito dijo...

Pobre centavito!