¿Viste esos taxistas que no aceptan ninguna sugerencia y te ofrecen su camino secreto, más rápido y mejor que el tuyo? ¿Viste que desacreditan tu opción y se ufanan de la suya?
Esos taxistas no soportan perder. Y ni el azar ni nada pueden oponérseles.
Entonces serpentean autos y aprietan el acelerador para evitar, a toda costa, enfrentarse con una luz roja que derrumbe su certeza.
Así es R. Pero no maneja ningún taxi.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario