domingo, 10 de febrero de 2008

Cayastá

Lo conozco a F desde que nació hace nueve años. Sé que tiene miedo y no lo dice. Camina entre la maleza que le llega hasta las rodillas sin pronunciar una palabra. Está en ojotas. Piensa en las víboras.
Pero tiene dos opciones: el miedo o el agua del río que está a dos cuadras.

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